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‘Smile’ promete un magistral carrusel de sustos, impacto y horror 

No falta la violencia, los momentos de impacto, el gore, los sustos, en general preparados y orquestados como el James Wan de su buena época.

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Foto: Especial

Cada nuevo año siempre es el peor año para el cine de terror. Siempre estamos dispuestos a ello porque es un género tan subjetivo que nunca pone a nadie de acuerdo, con lo que solo es a través del paso del tiempo cuando podemos dilucidar si fue tan malo como lo pintaban. ‘Smile’ es la primera película del debutante Parker Finn, y llega en un año en el que ha habido todo tipo de muestras de fantástico y horror, pero pocas que hayan dado miedo de verdad.

Quizá la mejor muestra en este aspecto llegaba en enero, ese mes del que nadie se acuerda en las listas de lo mejor del año. ‘La abuela’ de Paco Plaza está llena de momentos siniestros, muy escenas dedicadas a poner al espectador en un estado de nervios y, en general, un tramo final entregado a los mecanismos del género sin barreras. Pero también dedicaba mucho tiempo a poner su tema sobre la mesa, cómo esquivamos la vejez y sus consecuencias, cargando de aspectos adyancentes a una historia que se toma su tiempo mientras despliega una gran cantidad de juegos de imagen y simbolismo.

También hemos tenido ‘Scream’ (2022) que es más un whodunit lleno de sangre, la comedia con zombies ‘Malnazidos’ (2022), el slasher grotesco de ‘X’ (2022) y ‘La matanza de Texas’ (2022), el coming of age superturbio de ‘Black Phone’ (2022), ‘¡Nop!’ y su mono asesino metido con embudo y sin lubricante en un western de ciencia ficción, y la metáfora de arte y ensayo con kilos de body horror de ‘Men’ (2022), pero de alguna manera todas tienen una capa de querer jugar con el género, variaciones e híbridos divertidos, bien dirigidos, algunas con imaginería extraordinaria y algunas escenas de espanto muy importantes. Pero este año… faltaba algo.

Un largometraje sin máscara, que no pretenda ser otra cosa que una película de miedo. A veces, ahora que los géneros se están hibridando, expandiendo y enriqueciendo, se nos olvida que también hace falta en la mesa un cubierto básico con pan y mantequilla. Porque la sensación de sentarse en una sala de cine a oscuras durante casi dos horas para pasarlo mal pasándolo bien es, al fin y al cabo, lo que nos atrajo a acercarnos a algo que se cataloga como “terror”. A veces es solo una estética, a veces una inquietud, a veces una experiencia similar a un tren de la bruja.

Y eso es ‘Smile’, una serie inagotable de escenas espeluznantes muy bien interconectadas que juegan con todo tipo de recursos y elementos familiares con un acabado impecable. El punto de partida es una psiquiatra, interpretada por una sensacional Sosie Bacon, que tiene una experiencia brutal en una sesión con una paciente que dice ver a entidades que otros no son capaces de ver. A partir de ahí se desarrolla un viaje tormentoso para ella, en la que empieza a experimentar situaciones que pueden tener a algo maléfico detrás, o estar solo en su cabeza. Un concepto tan simple como efectivo.

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