Si eres uno de los tantos fans a los que Cobra Kai ha llamado la atención en Netflix si ya eras seguidor ya te habrás dado cuenta de que la ficción de nuevo protagonizada por Ralph Macchio en la piel de Daniel LaRusso es más violenta. Las escenas de lucha que alberga la serie original de la plataforma de streaming comienzan a ser bastante contundentes.
El mejor ejemplo de ello es el final de la segunda temporada de la serie, que terminó con una lucha en la escuela en la que Robby casi mata a Miguel al tirarlo desde la barandilla de un segundo piso. La tercera temporada ha seguido añadiendo intensidad a sus escenas de acción, lo que no deja de ser sorprendente.
Interesante reflexión sobre la violencia en Cobra Kai es la que ha hecho el sitio web de cine y series ScreenRant en un artículo en el que analiza varios factores que justifican este hecho.
En primer lugar, por tratarse de una “extensión natural” de las temáticas de Cobra Kai, que siempre se han caracterizado por ser más adultas y oscuras que las que planteaba Karate Kid. En la inolvidable cinta de 1984, Daniel y Johnny eran adolescentes que rivalizaban entre sí y, aunque había enfrentamiento y peleas, la trama central de la serie no dejaba de estar siguiendo a dos adolescentes, menores de edad.
Otro punto que justifica que Cobra Kai sea más oscura que las películas es que, en ella, los protagonistas están, como podría decirse, “de vuelta”. Han dejado de ser adolescentes que demostraban gran destreza en las Artes Marciales para convertirse en profesores, pero sus rivalidades no han quedado atrás. Mientras Daniel sí fue capaz de seguir con su vida con la tranquilidad que suele caracterizar al vencedor, Johnny nunca pudo deshacerse del todo de esa mala sangre que ahora transmite a los estudiantes.
